"En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es, entonces, el mayor en el reino de los cielos? Y El, llamando a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." Mateo 18
La madurez es un proceso asociado con el crecimiento físico pero trasciende a éste, el ser humano normalmente atraviesa un proceso de evolución y transformación que lo lleva a adaptarse a su medio; la persona madura es aquella que piensa, decide, y actúa por si misma de manera coherente.
Aunque normalmente la madurez se asocia con la independencia económica, no es necesariamente un proceso vinculado; es decir, si bien tomar la decisión de vivir fuera de la tutela de los padres y poder pagar nuestras cuenta son características que se asocian a la madurez este concepto va más allá, voy a poner un ejemplo para explicarme mejor:
"No me considero una persona que deja su vida en manos del destino. Siempre hice mis propias decisiones en pos de lograr lo que yo quisiera. Sin embargo, debo admitir que si existe algo tal como el destino, debí toparme con él, o tal vez simplemente encontré lo que en toda mi corta vida estuve buscando.", nos comenta Mariana Moreno en su blog personal cuando, siendo un adolescente, toma la decisión de dejar sus estudios y familia para integrarse a Ka-boom.
El hecho de tomar la valiente decisión de abandonar el nido familiar a una temprana edad no es necesariamente un síntoma de evolución de una persona, y menos cuando se abandona una "zona de confort" para ingresar a otra. La persona independiente es una persona proactiva y es responsable de su propia vida, no permite que las decisiones que otros toman vayan en detrimento de su intimidad social y de su salud.
"La persona inmadura se enfoca en los defectos de las otras personas, en los problemas del medio y en las circunstancias sobre las que no tiene ningún control. “¿Por qué tengo que ser yo el/la que tiene que cambiar?” es el típico comentario de una persona inmadura con claros síntomas de “victimitis” aguda. La persona reactiva es la que le da voz a su niño interior y se limita a reaccionar ante los estímulos del afuera. De allí resultan acusaciones, un lenguaje reactivo, sentimientos de impotencia y culpa." 1
Normalmente se va generando alrededor de la persona inmadura una zona de confort, un lugar donde la mente se acomoda y tiene sus aspiraciones cubiertas y que por lo tanto no le representa un riesgo, permitiéndole así no tener que tomar decisiones propias de la vida adulta.
Sin embargo, cuando el status quo se rompe "el paciente se encuentra con las manos vacías y con una vida dolorosamente irrealizada. Con parejas inadecuadas, o de modo extremo -lo que también suele pasar-, sin pareja alguna. El nido infantil es una inconsciente referencia a la que siempre apunta. Allí, no había problemas, y la nostalgia por el mismo es persistente, aunque no se lo declare. Afecta notoriamente a la auto-estima y el auto-concepto, viéndose muy afectado. Cabe destacar que como deformación de la personalidad puede cabalgar sobre patologías psiquiátricas clásicas y específicas. De esta manera puede darse vinculada a enfoques ligeramente delirantes de tipo paranoide o a neurosis declaradamente histéricas u obsesivas. El tratamiento, en casos como éstos, debe ser doble. El trastorno psicopatológico de base, sumado al del carácter."
Muchos de los rasgos que hemos comentado fueron recopilados por el Psicólogo Dan Kiley en su libro "El síndrome de Peter Pan, los adultos que no desean crecer", y aunque un común denominador en aquellos que presentan el Síndrome de Peter Pan está el permanecer en la infancia para evitar asumir las responsabilidades de un adulto, no todos los afectados presentan las mismas características.
Una de las ramificaciones del síndrome de Peter pan está directamente relacionada al Narcisismo, patología donde es común encontrar una infancia donde "los pacientes han sido aleccionado, educados y tratados como príncipes o princesas, como seres superiores, de modo tal, que esto afecta fuertemente su estructura yoica, especialmente cuando este castillo delirante es derrumbado ante los embates de la rotunda y contundente realidad al enfrentarse a situaciones en las que en lugar de la aceptación casi reverente hacia esta persona, se encuentra con rechazo, critica y malos tratos debido a su altivez, y monárquica soberbia; lo cual, le implica un profundo dolor, ya que esto la confronta con otro mundo, con otra realidad completamente diferente a la vivida desde su nacimiento."
"Cuando la persona con importantes rasgos narcisistas no está tan confrontada con la realidad frustrante, amenazante, contundente y abrumadora; y en tanto pueda manejar esta situación, esta persona continúa “estable”; sin embargo, cuando se ve enfrentada a la implacable fuerza de la realidad, y ésta se le impone a un nivel más allá del que las defensas narcisistas pueden manejar o contener, se pone en marcha el mecanismo de la proyección en un sentido que por definición es delirante, erróneo y fuera de la realidad, y que juega un papel central en la Paranoia-narcisista".
Ahora bien, si bien es cierto que lo que hemos narrado hasta ahora define uno o varios desórdenes psicológicos también lo es que mantener en nuestra mente adulta capacidades que se identifican con la infancia no es erróneo; cuando crecemos nuestros prejuicios van incrementándose y con ello empezamos a elegir a nuestras amistades, a sustituir el enamoramiento con la capacidad económica de la pareja o a desechar ideas por no ir de acuerdo con lo que previamente pensamos.
Por eso es importante mantener a nuestro niño interior, pero siempre en un nivel saludable.
1. Rodrigo Acevedo - Coach de desarrollo humano.