Haciendo del fracaso un modus vivendi.

"The fact that some geniuses were laughed at does not imply that all who are laughed at are geniuses." Carl Sagan

Todo lo que hemos platicado en los posts donde hablamos de las perspectivas de éxito de Karmatrón y las razones del porqué no funcionaría su alianza con SIPI lo hemos hecho desde la óptica de un negocio en marcha, una entidad que fue constituida con el objetivo de conseguir utilidades.

El problema es que podemos estar errando nuestra perspectiva, quizá Óscar en un momento dado modificó su visión y el camino que ha decidido seguir no atiende a la rentabilidad de un negocio como tal, sino que ha optado por un camino un tanto distinto.

Hace poco menos de 3 décadas Óscar González Loyo probó las mieles del éxito, en conjunto con una industria que vendía millones de ejemplares nuestro monero favorito se podía dar el lujo de no entender que sucedía más allá del restirador, él como todos los dibujantes de su época tenían solo la responsabilidad de entregar sus cartones, los editores y los voceadores hacían todo lo demás. Lo mismo pasó cuando hizo Los Simpsons para Bongo comics.

Cuando dejó Bongo, Óscar nunca más volvió a tocar los cuernos de la luna, fracaso tras fracaso se fueron acumulando en su caminar; Karmatrón, ANTEA, Rebelde, Blue Demon, ANIAMEAD, películas animadas que no se hicieron, publicidad, y muchas otras situaciones que solo representaron descalabros, convirtiendo sus palabras en una cantaleta lastimera.

Y así el discurso cambió, de Ganador del Eisner, poco a poco él y los kabunes se convirtieron en "loosers" (sic):

"Los loosers siempre han sido criticados por los winners, pero por lo regular los winner usan todo lo que los loosers inventaron." recita constantemente Óscar .

Es sintomático como, a pesar de tantos fracasos, la gente a su alrededor ha optado por cederle la responsabilidad de sus vidas y sus decisiones, aunque en más de una ocasión hemos escuchado que los miembros del estudio han pensado en abandonar el barco de Peter Pan, al final solo queda en intenciones.

Alguien hacía una analogía en el extinto Blog del maestro Nathaniel comparando a los Kabunes con una persona que está esperando un camión pero que al pasar media hora comienza a pensar en tomar un taxi (aunque sea es más caro), la decisión con cada minuto es más difícil, porque en principio, cada vez está más cerca el momento que llegue el camión y más tiempo es el que se ha invertido en la espera.

El problema es que cuando menos al decidir tomar el taxi los elementos para hacerlo dependen de nosotros, es decir, tenemos el dinero y la intención. En el caso de los Kabunes ellos han sido unificados en la búsqueda de la industria, con refuerzos psicológicos que van desde amenazarlos con "Karma" para aquellos que decidan dejar de ser argonautas y comparando  sus vidas con las de aquellos que sufren privaciones como ellos, como los impresionistas.

En ocasiones pienso que González Loyo se pone metas demasiado altas por dos razónes, i) está consciente de que ya está viejo para comenzar de nuevo y ii) el fracaso es el pegamento que une a los Kabunes.

Normalmente Óscar propone en un negocio una aportación base, la impresión por parte del socio capitalista y el trabajo por parte de ellos. Las utilidades producto de las ventas, una vez cubiertos estos dos gastos, se dividen entre los socios.

¿Recuerdan cuantos karmatrones del número 12 se imprimieron? por las fotos que publicaron podríamos suponer que 10 millares

Creo que Óscar sabe que al año el proveedor se va a dar cuenta de que no va a ser negocio y va a abortar la aventura, pero él ya obtuvo 120,000 ejemplares, mismos que multiplicados por $25 son 3 millones de pesos, los cuales ira vendiendo poco a poco en lo que cae un nuevo incauto. El SIPIcuate se dio cuenta a tiempo.

Cada nuevo reinicio va acompañado de bombos y platillos, como si quisiera darle a probar a sus discípulos el éxito que puede llegar y reiniciando la cuenta para aquellos que pensaban abandonar el barco, haciéndose cada vez más difícil tomar la decisión de dejar el estudio. Solo piensen, Alejandro Palomares ya está a uno o dos años de llegar a los 40, ¿qué va a hacer si se sale?.

Creo que entonces Óscar ha logrado encontrarle la rentabilidad al fracaso.

Qué cosas.