Sociedades ventajosas

"Un contrato verbal sólo vale el papel en que está impreso"

Ya lo he dicho y lo sostengo, Óscar González Loyo es un pésimo empresario, su visión es tan pequeña que rivaliza con la de los políticos que gobiernan la Ciudad de México, sus planes de negocio parten de premisas erróneas, sus decisiones se basan en evidencias poco claras (sin pensar en la baba verde/roja), y su proceder se cimienta en el conocimiento de un medio al que perteneció hace 20 años. 

Estoy también convencido de que cuando Óscar inicia una aventura con un impresor, lo hace a sabiendas de que no podrá satisfacer las expectativas de su socio, o cuando menos eso nos indica la experiencia. Si observan, cuando estamos en presencia de una JV de Óscar con una imprenta siempre se escucha una consigna, las ventas deben alcanzar para “pagar la imprenta”, incluso los préstamos que Rodolfo hizo a Ka-boom iban a ese fin.

En una empresa normal esa es la primer meta, alcanzar el punto de equilibrio, el negocio ha llegado a un punto de que no gana pero tampoco pierde. Pero para Ka-boom la forma de determinar ese punto tiene dos objetivos, y esos objetivos resultan perversos, pero para explicarme haré algo de historia.

Karmatrón salió en conjunto con Blue Demon hace como 10 años y el proyecto tenía una sociedad con el luchador y el impresor en turno, para cada uno de ellos se pactó una utilidad para cuándo hubiera madurado el negocio. La utilidad de Blue fue la que el abogado de Ka-boom! dijo estaba a precio de Palacio de Hierro.

A los pocos números el impresor decidió dejar de ser inversionista y convertirse en proveedor, es decir cambiar su utilidad en el negocio, por su rendimiento normal en la impresión de cada número. ¿Que lo llevó a ello?, sencillo, Blue Demon vendió arriba de los 2000 ejemplares y Karmatron debajo de los 500. Imaginen ustedes las proyecciones que se le habían presentado para empezar la aventura y cual sería la decepción para abortar la aventura al tercer número.

Lo sucedido con ese impresor se repite una y otra vez y si no me equivoco esta debe ser la quinta o sexta.

 Solo hay una cosa en común, en todos los casos Ka-boom! se ha hecho del material, pagándoselo al impresor a precio de SU costo. El asunto es que Óscar realiza la utilidad poco a poco durante los siguientes años. Y esa utilidad de ninguna manera es distribuida a los socios que apostaron por el barco de Peter Pan, aunque sea por un número.

La verdad es que ha resultado un super negocio para Ka-boom!, han surtido un inventario de 14 números y si pensamos que normalmente se imprimen 10,000 ejemplares, de los cuales se venden a lo mucho 500 mientras están con el impresor, resulta que nuestros amigos han obtenido un stock valuado a precio de portada por encima de los 3 millones de pesos. 

Por eso pienso que Óscar lo hace a propósito, él sabe que nunca va a poder llegar a los números prometidos y que tarde o temprano el impresor renunciará y los ejemplares recibidos engrosarán el inventario de Ka-boom!, esperando entonces a un nuevo impresor para continuar el ciclo.

A ver si recuerdo los pretextos que han dado los impresores o inversionistas para dejar el sueño, el primero fue “Blue prefiere comprar una moto que seguir en el sueño”, el segundo impresor según yo era una mujer a la que “le dejaron muy claro que tenía que esperar un año para ver rendimientos”, al tercero fue la influenza que no le dejó seguir imprimiendo y el cuarto “nos engaño y nos dejó a la deriva”.

¿Se acuerdan entonces que dije que “vender para pagar la imprenta” tiene dos objetivos, ambos igual de perversos?, de lo platicado se infiere que el primero es separarse sin deuda con la imprenta (y de paso acusar al impresor de engañarlos) y el segundo obtener material “gratis” para su venta posterior.

Yo lo que haría si fuera un impresor para invertir en el Barco de Peter Pan sería incluir las siguientes cláusulas en un contrato: 

Primera. La venta de los cómics se utilizará en primer término para pagar la impresión a un costo de $X.00 (cantidad que permita pagar el papel, tinta y gastos relacionados).

Segunda. El impresor podrá dar por concluido el contrato en cualquier momento de no llegarse a las ventas proyectadas por Ka-boom!.

Tercera. En caso de que el contrato se termine por anticipado, Ka-boom! podrá optar por pagar los cómics no vendidos a un precio de $X.00 (cantidad a la que se vende a cualquier cliente de la imprenta) o se entregarán al impresor para que este proceda a su venta, entregando a Ka-boom la mitad de lo obtenido de ésta.

El impresor podrá determinar el precio que juzgue conveniente para realizar los comics no vendidos, siendo este incluso menor del precio por el que Ka-boom! hubiera podido optar por pagar en el punto anterior. 

Como en un matrimonio, las partes solo ven lo bonito que será la vida juntos e incluso hay socios (o parejas) que se molestan por incluir cláusulas de disolución, como si por esto el negocio estuviera desde el principio condenándose al fracaso. Lo malo es que hay quien se casa o entra a un negocio con una actitud ventajosa, pensando desde el inicio los rendimientos que obtendrá de la disolución.